Las semillas del futuro, venciendo la absurda guerra

8 agosto, 2017
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Años que parecen siglos han convertido a nuestra nación en un lugar lleno de dolor, rencor, miedo, agresividad y de desesperación debido a la violencia generada por un conflicto absurdo. Se trata de una guerra que solo ha dejado víctimas inocentes, seres humanos como tú y como yo. Todos ellos con aspiraciones, sueños, pasiones, seres queridos, pero que en un abrir y cerrar de ojos vieron venirse abajo todo.

Es triste mirar atrás y contemplar un pasado tan doloroso. Pero es necesario conocerlo para superarlo, entender que no tiene sentido pelearnos por nuestras ideas o diferencias. Hay que entender que de una guerra nada bueno queda, solo podemos “aprender la lección” y no volver al pasado.

Son las voces de la historia las que nos recuerdan lo que alguna vez sucedió en nuestra sociedad. Por eso es deber de los jóvenes y adultos del presente aliviar a los que sufrieron y educar a los del mañana para que esto nunca vuelva a suceder. La base sobre la que se sentará el futuro de nuestra sociedad depende de lo que cada uno de nosotros haga.

Ahora,  lo que tenemos que hacer los jóvenes, que somos los menos responsables de lo que ha sucedido,  es mirar al futuro con proyección y esperanza. Nosotros somos los propios arquitectos de nuestro futuro, del futuro de la sociedad.

Todos hemos sido víctimas, inclusive quienes consideramos victimario. Ellos también fueron víctimas de la desigualdad social, el egoísmo, la intolerancia, el deseo de poder y de dominación.

Debido a la ideología, la política, a las armas, entre otras razones, vivimos tanto dolor en el país. Todos estuvimos involucrados en un conflicto absurdo, luchando por ideas que no tenemos claras, cuando pudimos haber utilizado la razón y la comunicación colectiva para resolver las diferencias.

Todos participamos en ese conflicto, pues el conflicto son solo grupos armados insurgentes contra el ejército, u organizaciones criminales-ilegales en guerras contra el Estado. Conflicto también es mi accionar, que se da cuando discrimino, cuando violento o me burlo de alguien, cuando soy intolerante con el otro, cuando soy agresivo, cuando no me acepto como parte de una comunidad, cuando no acepto al otro, cuando no soy capaz de convivir.

Todo esto contribuye al conflicto, a cultivar las semillas de la guerra. Por eso, lo que deberíamos hacer es trabajar, aprender a vivir consigo mismo y con el otro, todos como partes articuladas de una sociedad.

En lo personal, mi opinión como un integrante de la sociedad, como el mediador escolar de paz del colegio El Sufragio,  sé que es difícil aprender a vivir en comunidad, aprender que el otro es diferente a mí, aprender a respetar lo que no me es afín y tolerar.

Pero es más importante aún cómo respondo y cómo me comporto yo mismo con el otro. No es nada sencillo desarrollarme como una persona tolerante y respetuosa al 100 por ciento, pero no es imposible. Yo mismo viví rechazo por ser más aplicado y menos sociable y deportivo que mis compañeros. Sí, son cosas y burlas de niños, pero que si no se regulan crecen y se convierten en serios problemas y en verdaderas situaciones de violencia y discriminación.

Pero al final de todo, aquí estoy, logré perdonar, hacer reflexionar a mis compañeros, reflexionar yo mismo, y me integré, pues entendí que aunque seamos diferentes nos podemos complementar.

Si yo pude transformar mi propia situación y ahora como mediador escolar promover este cambio en la actitud y la mente de jóvenes igual que yo, e incluso de adultos, por qué tú no puedes hacerlo. Si personas como Pastora Mira, una de las protagonistas de Desarmados, puede hoy perdonar y darnos la fórmula de la Paz, a pesar de lo que vivió, por qué tú y yo no transformamos cosas “menos graves”, pues la única manera de hacer la paz es que todos ayudemos a hacerlo desde nuestra realidad y cultivemos las semillas del futuro.

Juan José Vanegas Vasco.

Mediador de Paz Escolar, Colegio Salesiano El Sufragio.